13 de febrero de 2009

Mi ex-amigo Mike

Nunca me he destacado por ser gracioso o sociable, pero siempre he tenido la fortuna de conseguir con facilidad buenos amigos (incluyendo a aquellos circunstanciales) y, aunque a la mayoría los recuerdo con aprecio, siempre existen algunas excepciones.

Hace cerca de diez años conocí una persona muy inteligente que, al igual que el Doctor Jekyll, sufría constantes transformaciones que lo volvían estúpido, ya que a pesar de tener muchas habilidades para las cuestiones técnicas era extremadamente torpe para relacionarse socialmente, destacándose por su capacidad para someterse como perro faldero con su novia, a quien debía informar reiteradamente su actividad y ubicación en cada ocasión que no podía justificar su tiempo con obligaciones laborales.

La agotadora relación del sujeto permaneció intacta por mucho tiempo, hasta que un día se me acercó para decirme que había logrado terminarla y que desde ese momento "putearía como loco" (lo que me repitió en numerosas ocasiones), refiriéndose a sus intenciones de concretar la mayor cantidad de relaciones ocasionales que fuese posible.

A las pocas semanas, la única conquista de mi amigo le informó que se encontraba embarazada.

Transcurrieron algunos meses y la supuesta madre no mostraba señales de su condición, por lo que convencí al aventurero de una noche para realizar una prueba de embarazo, no obstante, al día siguiente me comentó: "No hicimos el examen, porque fue sola al médico y le explicó que la guagüita estaba congeladita, así que le compré unos remedios para que se recupere...".

Al tiempo me enteré que el bebé nació a los dieciocho meses y que las pastillas no eran descongelantes, sino que para mejorar la fertilidad de la mujer.

En la actualidad, cuando recuerdo a mi otrora camarada, no dejo de pensar en la historia del pollo Mike, quien vivió un año y medio sin cabeza desde que su dueño, al tratar de decapitarlo y mantener intacto su cogote (para dárselo a su suegra), lo dejó con una sección de su cerebro y un oído funcionando, permitiéndole ser alimentado con maíz y leche a través del orificio que le quedó.

Fue así que el individuo y su suegra se beneficiaron económicamente del animal, exhibiéndolo como espectáculo por todo el país y llegando a ganar US$ 4.500 por mes.

Finalmente el pollo murió asfixiado con unos granos

Dedicado a la pareja y suegra de mi ex-amigo, quien también debe estar comiendo maíz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajajaja bueno Spuke, me reí con ganas.