5 de octubre de 2009

Quien te quiere...



No es que me gusten las frases repetidas, pero en cada oportunidad en la que he debido acabar con una rutina he confirmado que el ser humano es un animal de costumbres, especialmente cuando el hábito significa comodidad.

Así entonces, cabreado, me demoré varios meses en terminar con mi novia:
- "Hola... ¿Juan?".
- "Sí, con él. ¿Cómo estás?".
- "Bien, ¿sabes?... tenía el presentimiento que me ibas a llamar para decirme algo importante. ¿Te pasa algo?", me dijo mientras yo simplemente sudaba.
- "¡Mira que casualidad!, ¿cómo andas de tiempo para conversar?".
- "¡¿Conversar?!... ¿qué pasa?... quiero escuchar ahora mismo lo que me tengas que decir".
- "Sabes... solo me gustaría que nos juntemos para estar más tranquilos", insistí.
- "¡¿Cómo crees que voy a estar tranquila?!, ¡dime que tienes antes que arme un escándalo!", me replicó casi gritando.
- "Por favor cálmate".
- "¡¿Calmarme?!... ¡¿yo?!... ¡¿acaso querí terminar conmigo?!... ¡dímelo ahora!... ¿no eres tan hombrecito?".
- "¡Lo único que te he dicho es que quiero hablar contigo en persona!".
- "¡No!, ¡no te voy a dar ese gusto hijo de la gran puta!, ¡¿pa qué?!... si ya me dijiste que estai terminando conmigo güeón", me gritó antes de colgar.

Aunque todo fue súper rápido, no entendí que chucha pasó, por lo cual insistí hasta que pude hablar con ella (puta que era güeón...):
- "¿Realmente me entiendes?", pregunté.
- "¡Por supuesto que sí!, ¿cómo no?, conociendo tus verdaderos motivos ahora puedo comprenderte mucho mejor", me respondió con voz angelical.
- "Que bueno, es muy importante para mí... ¿crees que podamos llevarnos bien o al menos evitar que esto nos afecte en el trabajo?".
- "¡Obvio que si!, cuenta con ello.  He madurado lo suficiente para manejar cualquier situación difícil".

Transcurrieron dos meses en perfecta armonía, hasta el puto día en que una compañera de instituto fue a mi trabajo a buscar unos apuntes y yo, el súper galán pelo en pecho, la acompañé hasta la estación del tren subterráneo.

Íbamos muy tranquilos hasta que, sin previo aviso, recibí un doloroso manotazo por la espalda (de esos que pegaba Bud Spencer) y sin entender que mierda estaba sucediendo, me volví para ver quien me había golpeado, pero tan pronto como alcancé a ver a mi exnovia enfurecida recibí otro aplauso de una mano en la cara:
- "¡Güeón maricón!, me estai engañando", me gritó con el rostro desfigurado.
- "¡¿Cómo qué te estoy engañando?!, si nosotros terminamos hace rato", repliqué casi haciéndome bolita.
- "¡Maldito pendejo de la mil putas!, me estai cagando con esta otra y más encima la traí al trabajo para reírte de mi", me dijo sin parar de lanzar manotazos (y yo recibir).
- "¡Para!, que no te estoy jodiendo con nadie porque no estoy contigo... ¿y qué mierda pasó con que eras súper comprensiva?", pregunté mientras veía como se asomaban tiras y botones de mi camisa.
- "¡Na qué comprensiva conchetumadre! y no me trates de confundir que ¡no te voy a perdonar!", me gritó mientras intentaba agarrarme del pelo.

Era obvio que me estaban haciendo pico y que todo se había ido al carajo, así que en cuanto noté que mi compañera se había ido (sin idea de cómo ni cuando) escapé tan rápido como pude y sin mirar atrás, mientras los numerosos automovilistas que estaban detenidos aplaudían y gritaban toda clase de bromas acordes a la situación.

Así fue que durante los siguientes meses, trabajando a dos metros de mi exnovia, llegué a tener un inusual nivel de estrés, junto con recibir en la espalda uno que otro palmazo espóntaneo o artículo de escritorio no volador.

Como en toda vivencia uno aprende cosas y en mi caso aprendí que el problema de la  rutina no es hacer siempre lo mismo, sino que dejar de hacer las cosas importantes... como correr antes que te maten.

Dedicado a Daniel Labra, quien cada día está más cerca de ser aporreado.

Nota: En esos días supe del caso de una mujer celosa que le cortó el miembro a su pareja y, cuando este se recuperó, lo quemó a lo bonzo...









23 de agosto de 2009

La Pantera Rosa es real

Acababa de despedirme de mi hijo cuando se devolvió para hacerme una de sus peculiares preguntas:
- "¡Juan!, ¿sabías que la Pantera Rosa es hombre y también es mujer?".
- "¡¿Qué?!".
- "Es que nació hombre, pero terminó mujer".
- "¿Por qué dices eso?".
- "Es que en una película tiene los labios pintados, se vuelve súper loca y se viste de abuelita".

Opté por quedarme callado, a pesar que recordé inmediatamente a uno de mis colegas. En cuanto tenga tiempo, le preguntaré a Nicolás si la Pantera Rosa también anda repartiendo masajitos.

Dedicado a José Díaz y Manuel Sandoval, a quienes también les importa la respuesta.

16 de agosto de 2009

Monstruos verdaderos

Me encontraba caminando tranquilamente con mi hijo cuando, en forma repentina, me detuvo para hacerme un pregunta:
- "Papito... ¿sabías que los bomberos no existen?".
- "¿Cómo es eso?... ¡sí existen!".
- "Nooo, los bomberos no existen".
- "Campeón, los bomberos existen, es más, tú también los has visto".
- "¡Nooo!, no existen esos, los bamberos".
- "¿Los bamberos?".
- "¡No!, los bamberos, los bambiros... ¡esos poh'!, los que te chupan la sangre".

Preferí permanecer en silencio, a pesar que Nicolás estaba equivocado, ya que por suerte todavía no conocía a mis compañeros de trabajo.

18 de julio de 2009

Un asunto de trayectoria

Ya no recuerdo cuánto licor habíamos comprado aquella noche, pero estoy seguro que después de varias horas de competencias absurdas para demostrar quién tenía el pilín dominante, habíamos ingerido cantidades suficientes para derribar a un elefante.

Siempre he tenido claro que tomar en exceso es peligroso, pero en esta ocasión estábamos en la casa de un buen amigo, quien con una actitud madura nos transmitía seguridad, al mismo tiempo que nos repetía sin parar que éramos unos borrachos inexpertos, a diferencia de él, que era un bebedor con trayectoria.

Fue así que, cerca de las tres de la madrugada, nos encontrábamos animadamente discutiendo cuáles eran las características que convertían a un macho en un estereotipo de grandeza, poderío y masculinidad, pero como suele suceder en situaciones influenciadas por el alcohol, alguien hizo algo estúpido y casualmente fui yo.

Ocurrió que en un acto de absoluta torpeza pasé a llevar a alguien que, con una mínima percepción de su propia existencia, derramó todo el contenido de su vaso sobre una de nuestras compañeras y, como no bastó con decir que lo sentía, decidí buscar al dueño de casa para pedirle una polera limpia.

Así entonces, estuve buscando a nuestro anfitrión por algunos minutos y al no encontrarlo tomé la decisión de ir directamente a su habitación. Para mi sorpresa, se encontraba durmiendo en posición fetal a pesar que poco antes nos había refregado su experiencia por la cara:
- "¡Despiera Spike!, necesito que me prestes algo...".
- "Estoy ocupao', ven después...".
- "¡Spike!, alguien se mojó, necesito una polera", insistí en voz alta.
- "Emmm, espera un poco...", respondió con una voz fatal.
- "¡Güeón despierta o dime de dónde sacar una polera!".
- "Bueno, busca ahí...", dijo mientras apuntaba su computador.
- "¿Dónde es ahí?, sólo veo un equipo".
- "¡Si poh'!, busca ahí, hay de todo...", repitió.
- "¿Por que mejor no vienes?, no veo ropa acá".

Acto seguido, el sujeto se dirigió al escritorio en estado de semi-inconsciencia y encendió su computador, mientras yo seguía sin entender que intentaba hacer:
- "¡Spike!, ¿qué güea' estai' haciendo?... no es hora para esto y necesito una polera".
- "¡Déjame!, si acá hay de todo", respondió molesto.
- "Güeón esto es un computador y yo necesito una polera de verdad...".
- "Por eso poh'... si la imprimo y listo...".

No sé cuántos minutos perdí en aquella infructífera conversación, pero cuando conseguí la famosa polera no sirvió de mucho, ya que las ropas de mi amiga estaban secas.

Con el paso de las horas los invitados fueron retirándose a sus respectivos domicilios, por supuesto, sin que el dueño de casa lo notara. En mi caso, llegué a mi hogar después de las ocho de la mañana y desperté tirado en el jardín cerca de las nueve y treinta. Estaba feliz, pues también tenía trayectoria.

Dedicado a Aarón Céspedes, Ana Lecaros, César Avilés, Daniel Labra, Enzo Molina, Erik Toro, Héctor Cortez, Jaime Gómez, Jacqueline Henríquez, Manuel Sandoval y Mauricio Guerra.

16 de julio de 2009

Café cortado

Todos los días tomábamos algo durante las pausas en el trabajo y, como había una máquina expendedora de bebidas calientes en el tercer piso, aprovechábamos de caminar un poco. En ese entonces casi no teníamos comodidades, por lo que descansar acompañado por un vaso de café era muy apreciado.

Así entonces, transcurrieron varios meses sin novedad en nuestra rutina, hasta el día en que alguien tuvo la idea de comentar la inauguración de un local de café con piernas en la vereda del frente:
- "¡Cabros!, ¿vieron el café nuevo?".
- "¿Cuál?, ¿ese que hicieron al frente pa' los viejos calientes de acá?".
- "Sí poh', ese... ¡podríamos ir a verlo!".
- "Pero a esos lugares van puros pervertidos".
- "Sí, en realidad...".
- "¡Igual vamos poh'!, si da lo mismo, porque nosotros no somos así... calientes... ¿cierto?".

Desde aquella conversación, la máquina que por tanto tiempo nos cobijó pasó a ser instantáneamente parte del pasado, mientras que las bebidas servidas por la guatoncita, la poto de goma y la Hermenegilda nos tuvieron al límite de sufrir una intoxicación por cafeína que, gracias a nuestros miserables presupuestos, no se concretó.

A medida que pasaba el tiempo íbamos incrementando la frecuencia de nuestras visitas al café y, aunque el propósito original era hacer pausas en el trabajo, comenzamos a ir a la hora de salida. Muchas veces encontramos el lugar repleto, pero éramos tan buenos clientes que esperábamos que alguien se fuera para ocupar su lugar, no obstante, llegó el día en que nadie salió y como no estábamos dispuestos a volver derrotados a nuestros hogares, decidimos buscar otro proveedor.

Después de caminar algunas cuadras encontramos un local que tenía un nombre bastante curioso y, aunque no lo recuerdo a estas alturas, me parece que tenía relación con temperaturas peligrosas para la salud humana o algo similar. Entramos en fila y, como no vimos nada extraño, hicimos nuestro acostumbrado pedido.

Fue así que nos encontrábamos apoyados en la barra, hasta que una de las muchachas que atendía se nos acercó portando una vasija con papelitos:
- "¡Shiquillos!, ¿quieren jugar a un juego?".
- "¿De qué se trata?".
- "¡Es un juego súper entretenido!. Un concurso con hartos premios que les van a gustar...".
- "No, gracias", respondimos al unísono, mientras nos mirábamos intrigados.

A continuación, el hombre que estaba a nuestro lado sacó uno de los papeles y temblando se lo entregó a la joven, quien después de algunas risas se sacó la parte superior del bikini y, sin más preámbulo, puso sus pechos en la boca del ganador.

Nuestro asombro era evidente, pero la expresión de gozo del sujeto lo era todavía más, al punto que se veía algo desesperado, por lo que después de algunos segundos tuvo que ser retirado casi a la fuerza de su premio.

Sin apuro la mujer se puso la prenda que le faltaba y retomó su juego con otro cliente, quien del mismo modo tomó un papel y se lo pasó. El concurso ya era bastante extraño, pero para nuestro desconcierto parecía que también estaba arreglado, ya que la recompensa siempre era la misma.

Nunca me he caracterizado por ser intolerante o escrupuloso, pero con tanta saliva y bigote mezclado terminé sintiendo algo de repulsión por el espectáculo brindado.

Ya no recuerdo si terminamos de tomar el café que tanto deseábamos, pero estoy seguro que la máquina, que equivocadamente despreciamos, al día siguiente volvió a ser nuestra compañera y, aunque a veces nos quitaba el dinero, no nos ofrecía premios que tarde o temprano nos harían perder el respeto por nosotros mismos.

Dedicado a Patricio Prado, Rodrigo Benavente y a mi ex-amigo Mike.

Nota: Creía que habíamos aprendido una lección valiosa que recordaríamos por el resto de nuestras vidas, pero la verdad es que no aprendimos nada y el arrepentimiento sólo nos duró una semana. Cuando volvimos al nuevo café ya no había concurso, pero en su reemplazo había un show que costaba mil pesos.

15 de julio de 2009

El Transantiago tiene la culpa

En marzo del año 2007 se realizó una encuesta que concluyó que un 60% de los habitantes de Santiago llegaba tarde a sus compromisos debido al plan de transporte público recién implementado.

Según las autoridades, durante los dos primeros años de operación del sistema se efectuaron numerosos ajustes, no obstante, la cantidad de atrasos no ha disminuido, al contrario, ya que en algunos casos se ha incrementado.

Como si lo anterior fuera poco, ayer mi novia me llamó muy preocupada para decirme que también está con atraso, así que le aconsejé que no le diera importancia, pues tengo suficiente dinero para solucionar su problema antes que siga creciendo. Todavía no entiendo porque se enojó tanto, al fin y al cabo da lo mismo si el auto que le quiero regalar es usado.

Dedicado a Hugo Millavil y Pablo González.

14 de junio de 2009

Prédica del reino ateo (1 1/2 parte)

Esta es una respuesta a la entrada "Prédica del reino ateo (primera parte)"

Cuando Manuel abrió los ojos no sabía donde se encontraba, pero estaba seguro que aquel oscuro lugar no era la habitación en donde, segundos atrás, había sido atacado por la cabeza del animal que con sus propias manos asesinó.

Fue así que el sujeto, sin entender que estaba sucediendo y en un evidente estado de desconcierto, comenzó a correr desesperadamente al mismo tiempo que gritaba con pánico los nombres de sus familiares y amigos más cercanos. Repentinamente, escuchó algunos gruñidos a lo lejos y, después de dar algunos pasos, logró ver una luz que provenía de Pincho, el mismo cerdo que había servido de cena la noche anterior.
- "¡¿Qué chucha está pasando acá?!, yo te maté y no te querí' morir".
- "¡Oing!".
- "¡No te hagai' el güeón' chancho desgraciao'!, que todavía tengo mi cuchillo y no me cuesta na' faenarte otra vez".

Con la mirada fija, el cerdo se arrojó al piso y expuso su abdomen al hombre, incitándolo a cumplir con su amenaza.

Sin más espera, Manuel tomó su daga y después de insertarla en el cuerpo del animal comenzó a sentir un horrible dolor en su pecho: "¿¡Qué cresta me hiciste chancho maricón?!". Acto seguido, Pincho se paró en sus cuatro patas y acercó su hocico a la oreja de quien ahora yacía en el suelo: "Maldito, me quitaste lo único que tenía y ahora pagarás por tu pecado. Sufrirás sintiendo el dolor de morir hasta el momento en que mi creador visite a Fenicio. Cuando esto suceda, serás servido como alimento".

Los años pasaron en profundo silencio hasta una madrugada de otoño, en la cual un hombre vestido de blanco, junto con conversar por horas con Fenicio sobre la partida de su mascota, le propuso una nueva visita para saborear un amargo plato de carne que le resultaría familiar.

Dedicado a Cristián Muñoz, quien nunca va a renococer que en realidad es Fenicio Soto.

13 de junio de 2009

Aprender para comprender

Cuando pequeño escuché muchas veces decir a mis profesores que todo tiempo pasado fue mejor, lo que más allá de ser poco alentador para alguien con un futuro por delante, era difícil de imaginar, pues las cosas ya eran bastante malas en el colegio.

Era normal que la profesora, mientras explicaba alguna materia, recorriera el salón repartiendo tirones de cabello o palmazos a quienes no le prestaban la atención esperada. Si a pesar de lo anterior alguien no mejoraba su conducta, siempre era factible exponerlo a alguna humillación pública para hacerlo recapacitar. Y si por alguna casualidad el mal comportamiento se mantenía, todavía se podía recurrir a los padres, quienes siguiendo el ejemplo de sus familias, podían corregir al niño mediante una paliza.

Estoy convencido que después de varios años la calidad de la educación ha mejorado y que se ha trabajado con fuerza para respetar los derechos de los niños, no obstante, todavía hay cosas que están muy mal.

Supe del estudiante que, después de intentar asfixiar a un compañero, golpeó brutalmente al docente que lo detuvo con la ayuda de algunos delincuentes. Me enteré del maestro que, en castigo por no hacer sus deberes, mató a su alumno golpeándolo con una regla. Escuché de los niños que, molestos con sus calificaciones, prendieron fuego en el cabello de su profesora. Y también me sorprendí al conocer el caso de los educadores que, cansados de ser amenazados y agredidos, aprendieron artes marciales para enfrentar a los niños más violentos.

Situaciones como las expuestas me han permitido aprender de las palabras de mis profesores y me han ayudado a comprender que yo tuve una buena educación (la de antes), por lo que algún día dejaré lo que estoy haciendo y me dedicaré a enseñar, pero como pretendo morir de viejo, antes me compraré un chaleco antibalas y una pistola para estar a tono.

Dedicado a Jorge Gómez, a quien vi como castigaron con palmazos en las nalgas descubiertas al frente de la clase.

24 de mayo de 2009

Cartas de un macho

Querida Yahaira,

Me encuentro ansioso por verte nuevamente y llenarte de caricias en nuestro lugar especial.

No te preocupes por mí, ya que no tengo problemas para salir por las noches. La ingenua de mi esposa cree cualquier cosa que le diga.

Alonso

~ o ~

Papito,

Me gustó tanto ir a ese motel tan pituco al que me llevastes. Era como mágico... estaba olorocito a jabón Le Sancy y en el baño había hasta papel Confort.

Hace tiempo que no era de nadien, pero ahora soy tuya.

Tu cachorra

Posdata: El fin de semana llévame tampones porque estamos en las fechas.

~ o ~

Yahaira,

Me alegro que estés feliz, pero lamentablemente este fin de semana no podremos vernos. Mi esposa encontró la caja de tampones que te compré y tuve que decirle que eran supositorios que el médico me recetó.

Alonso

Posdata: En cuanto pueda sentarme te aviso.

3 de mayo de 2009

Nunca más

Desde la muerte de su hijo mayor, a causa de una bala perdida, la Señora Teresa vive encerrada en su casa para ocultar a su familia de los delincuentes. Ha pasado tanto tiempo que ni siquiera sabe qué día es, pero está segura que algo importante ha sucedido, pues lo que parece un tiroteo no la deja dormir. De pronto la mujer recuerda que olvidó asegurar la puerta principal y nota que el más pequeño ha desaparecido. Corre angustiada hacia la calle y encuentra a Martín sentado en la cuneta, quien sonriendo le agradece por dejarle ver los fuegos artificiales.

2 de mayo de 2009

Más que un hombre

He escuchado que puede resistir cualquier cosa y que su vida está llena de peligros. También supe que la mayor parte del tiempo es invisible y que si alguien lo ve, evita hacerlo a los ojos. Para esta noche anunciaron temperaturas inferiores a cero, así que bajo el alero de su escondite, saca los cartones que le quedan y se prepara para sobrevivir a una nueva aventura.

26 de abril de 2009

Una lección de vida

Al igual que la mayoría de los niños chilenos pertenecientes a las clases sociales "D" y "E" tuve la experiencia de estudiar en un colegio municipal numerado, en donde junto con aprender una infinita cantidad de términos delictuales, pude presenciar en forma directa el nivel de hostilidad al que se deben enfrentar diariamente sus alumnos.

En mi curso todos mis compañeros eran mayores y muchos venían de familias con antecedentes criminales, lo que sumado a mi bajo nivel de peligrosidad me dejó en clara desventaja frente a los más abusadores. Como si fuera poco, en séptimo año se integró el Ojudo Merino, quien no sólo era demasiado mayor para su nivel educativo, sino que había sido expulsado por agresión y mala conducta de todos los establecimientos en que estuvo.

En definitiva, volver a casa sano y salvo era un desafío, ya que si una paliza no solucionaba un problema siempre existía la posibilidad de usar una cortaplumas.

Fue así como un día me encontraba leyendo en mi pupitre, hasta que alguien me golpeó en la cabeza. El impacto fue bastante fuerte, por lo que quedé aturdido varios segundos. Cuando por fin pude voltearme vi al Orejón Pino con una tabla en sus manos y riéndose a carcajadas.

Vale la pena mencionar que detestaba profundamente al sujeto, no sólo porque se aprovechaba de nuestra diferencia de 20 centímetros de estatura para molestarme, sino porque la niña que siempre me gustó se moría de ganas de estar con él.

Acto seguido, el Ojudo se sentó a mi lado y con su típica sonrisa exagerada me dijo: "Elije gusano... le pegai' al toque o te rajo el paño a la salida". Frente a tan convincente argumento no tuve más opción que pararme y, con todas mis fuerzas, propinarle un puñetazo en el ojo al Orejón, quien después de permanecer algunos segundos retorciéndose exclamó: "A la salida te voy a esperar" (lo cual nunca sucedió).

Al terminar el octavo año perdí contacto con la mayoría de mis compañeros, entre ellos el Ojudo, el que mediante continuas amenazas hacia mí modesta humanidad, me ayudó a hacer frente a numerosas situaciones adversas en mis días de colegio.

Pasaron más de quince años hasta que un día volví a tener noticias del Ojudo, pero a través de la televisión, ya que apareció en un programa periodístico que explicaba los motivos por los que asesinó a su mejor amigo y como ocultó su cadáver en un sitio eriazo.

Aquel día me di cuenta que golpear al Orejón fue lo más importante que aprendí en el colegio.

Dedicado a Daniel Riquelme, a quien también golpeé cuando niño.

24 de abril de 2009

Expreso

Sé que esperaste por mí en el lugar acordado, pero a pesar de todos mis esfuerzos no logré que me vieras. No me quedan dudas de que algo importante falló, ya que ningún tren se detuvo en la estación.

Nunca más volveré a Santiago para visitar a tu oftalmólogo, quien como si fuera poco tuvo el descaro de decirme que era daltónico.

23 de abril de 2009

En busca de lo natural

Aburrido de ver tanto cemento, visité el Parque Metropolitano para aprender de la naturaleza. A las 21:00 horas ya era un experto en reproducción humana.

14 de febrero de 2009

Control de la muerte prematura

El año pasado circuló en Internet la historia de un sujeto apodado Pedrito Cebollita, quien fue velado de pie durante tres días, luego de haber sido encontrado sin vida bajo un puente con claras señales de haber participado en un tiroteo.

Con el objeto de que el cuerpo pudiera mantenerse en posición vertical (y lo más natural posible) fue sometido a un proceso especial de embalsamado, el cual provocó que sus amigos cuestionaran si realmente estaba muerto. La dueña de la funeraria respectiva comentó que la clave fue que el cadáver "no estuviera rígido, pero tampoco muy blandito".

Cabe destacar que el tipo antes de morir solicitó a sus familiares, como último deseo, que fuese velado de pie y sin ataúd.

Así entonces, considerando el relato anterior, le sugiero sospechar de todas las personas que normalmente no se mueven o no hacen nada, ya que podrían estar muertos. Tal vez podría enterrarle objetos en sus cuerpos y asegurarse que no estén rígidos (tampoco muy blanditos).

Por mi parte y para ser consecuente con mi consejo, la próxima semana llevaré flores a mi trabajo y velaré a mis colegas que murieron hace tiempo, pero que a diferencia de Pedrito permanecen sentados.

Dedicado a Alejandro Robles, Cristian Silva, Daniel Labra y Héctor Cortez, a quienes en más de una ocasión he sorprendido en estado de catalepsia.

13 de febrero de 2009

Mi ex-amigo Mike

Nunca me he destacado por ser gracioso o sociable, pero siempre he tenido la fortuna de conseguir con facilidad buenos amigos (incluyendo a aquellos circunstanciales) y, aunque a la mayoría los recuerdo con aprecio, siempre existen algunas excepciones.

Hace cerca de diez años conocí una persona muy inteligente que, al igual que el Doctor Jekyll, sufría constantes transformaciones que lo volvían estúpido, ya que a pesar de tener muchas habilidades para las cuestiones técnicas era extremadamente torpe para relacionarse socialmente, destacándose por su capacidad para someterse como perro faldero con su novia, a quien debía informar reiteradamente su actividad y ubicación en cada ocasión que no podía justificar su tiempo con obligaciones laborales.

La agotadora relación del sujeto permaneció intacta por mucho tiempo, hasta que un día se me acercó para decirme que había logrado terminarla y que desde ese momento "putearía como loco" (lo que me repitió en numerosas ocasiones), refiriéndose a sus intenciones de concretar la mayor cantidad de relaciones ocasionales que fuese posible.

A las pocas semanas, la única conquista de mi amigo le informó que se encontraba embarazada.

Transcurrieron algunos meses y la supuesta madre no mostraba señales de su condición, por lo que convencí al aventurero de una noche para realizar una prueba de embarazo, no obstante, al día siguiente me comentó: "No hicimos el examen, porque fue sola al médico y le explicó que la guagüita estaba congeladita, así que le compré unos remedios para que se recupere...".

Al tiempo me enteré que el bebé nació a los dieciocho meses y que las pastillas no eran descongelantes, sino que para mejorar la fertilidad de la mujer.

En la actualidad, cuando recuerdo a mi otrora camarada, no dejo de pensar en la historia del pollo Mike, quien vivió un año y medio sin cabeza desde que su dueño, al tratar de decapitarlo y mantener intacto su cogote (para dárselo a su suegra), lo dejó con una sección de su cerebro y un oído funcionando, permitiéndole ser alimentado con maíz y leche a través del orificio que le quedó.

Fue así que el individuo y su suegra se beneficiaron económicamente del animal, exhibiéndolo como espectáculo por todo el país y llegando a ganar US$ 4.500 por mes.

Finalmente el pollo murió asfixiado con unos granos

Dedicado a la pareja y suegra de mi ex-amigo, quien también debe estar comiendo maíz.

12 de febrero de 2009

Para mis compañeros con cariño (segunda parte)

Siempre me ha resultado difícil relacionarme con las personas negativas, más aún en una sociedad hostil, en donde los numerosos problemas que aparecen diariamente son más que suficiente. Definitivamente no soporto convivir con la mala actitud de sujetos para los cuales el cielo siempre está nublado, por más caliente que esté el Sol.

Con los años he comprobado que todo el mundo ha tenido problemas y que siempre hay personas que enfrentaron situaciones más graves que otras, por lo que creo que no existe justificación para estar reclamando todo el día.

A pesar de lo anterior, he conocido gente que parece vivir para quejarse, pues si te ven se quejan, si te hablan se quejan, si te escriben se quejan y, peor aún, si los felicitas se quejan. Más allá de defender su estilo de vida negativo, parecen disfrutar convenciendo a quienes puedan de que todo está mal.

Si usted no puede superar sus dificultades o ha tenido demasiadas decepciones en su vida, no impida que los demás puedan vivir en armonía y trate de entender que muchas personas hacen malabares por ver el lado positivo de las cosas. Una cuestión es desahogarse y otra muy diferente es nublar el pensamiento de los demás.

Dedicado a los mismos mediocres de siempre.