26 de abril de 2009

Una lección de vida

Al igual que la mayoría de los niños chilenos pertenecientes a las clases sociales "D" y "E" tuve la experiencia de estudiar en un colegio municipal numerado, en donde junto con aprender una infinita cantidad de términos delictuales, pude presenciar en forma directa el nivel de hostilidad al que se deben enfrentar diariamente sus alumnos.

En mi curso todos mis compañeros eran mayores y muchos venían de familias con antecedentes criminales, lo que sumado a mi bajo nivel de peligrosidad me dejó en clara desventaja frente a los más abusadores. Como si fuera poco, en séptimo año se integró el Ojudo Merino, quien no sólo era demasiado mayor para su nivel educativo, sino que había sido expulsado por agresión y mala conducta de todos los establecimientos en que estuvo.

En definitiva, volver a casa sano y salvo era un desafío, ya que si una paliza no solucionaba un problema siempre existía la posibilidad de usar una cortaplumas.

Fue así como un día me encontraba leyendo en mi pupitre, hasta que alguien me golpeó en la cabeza. El impacto fue bastante fuerte, por lo que quedé aturdido varios segundos. Cuando por fin pude voltearme vi al Orejón Pino con una tabla en sus manos y riéndose a carcajadas.

Vale la pena mencionar que detestaba profundamente al sujeto, no sólo porque se aprovechaba de nuestra diferencia de 20 centímetros de estatura para molestarme, sino porque la niña que siempre me gustó se moría de ganas de estar con él.

Acto seguido, el Ojudo se sentó a mi lado y con su típica sonrisa exagerada me dijo: "Elije gusano... le pegai' al toque o te rajo el paño a la salida". Frente a tan convincente argumento no tuve más opción que pararme y, con todas mis fuerzas, propinarle un puñetazo en el ojo al Orejón, quien después de permanecer algunos segundos retorciéndose exclamó: "A la salida te voy a esperar" (lo cual nunca sucedió).

Al terminar el octavo año perdí contacto con la mayoría de mis compañeros, entre ellos el Ojudo, el que mediante continuas amenazas hacia mí modesta humanidad, me ayudó a hacer frente a numerosas situaciones adversas en mis días de colegio.

Pasaron más de quince años hasta que un día volví a tener noticias del Ojudo, pero a través de la televisión, ya que apareció en un programa periodístico que explicaba los motivos por los que asesinó a su mejor amigo y como ocultó su cadáver en un sitio eriazo.

Aquel día me di cuenta que golpear al Orejón fue lo más importante que aprendí en el colegio.

Dedicado a Daniel Riquelme, a quien también golpeé cuando niño.

4 comentarios:

ArkDer dijo...

hahahaha.... wueno tu relato se basa en hechos reales... casi todos los del barrio pasamos por la D-520... aun que yo me salve pq solo pase un año y fue en Kinder... hahahaha.... de lo demás solo decir que todo el mayor siempre le pega al mas chico, es mas seguro dicen... por algo tenemos como 3 años de diferencia :).... por ejemplo ahora todos los días nos dicen que Iñaki se aprovecha del mas débil, golpeando, empujando, quitando y comiéndoles todos lo suyo. Los únicos que se salvan de su matonismo son como 3 colegas de curso que son mayores que el... hahaha el que sabe sabe y el que no le pega al mas grande y sale trasquilao'.... Aun espero con ansias el relato de la a estas alturas "Señora Irma", ahí si que hay tema pa’ varios post...

Saludos y deja de descansar

Anónimo dijo...

Entre el "Ojudo" y "Orejón" quedaba media perdía, pero ya cache bien quien es quien... menos mal que tu "amigo" el Ojudo cierto? está en la cana' porque o si no demás te pitea'.
Y ojalá que el Orejón no sepa meterse a los blogs en internet, porque si se cacha en la foto, va a ser pretexto pa' que te busque y te pitee'...

Podríamos decir que ..

Manuel dijo...

Buena.... que recuerdos esos donde los infelices repitentes eran más fuertes por que habían tenido la capacidad de repetir…. Por eso un año de diferencia era bastante... lo que hacia más significativo que el guatón García destacara ya que tenía 17años y estaba en 7º básico, todo un logro a la estupidez, era el medio weòn y le hacia todo tipo de gracias a la profe jefe,,,y cuando ella se daba vuelta el guatón qlo acertaba una pata o un cachamal a quien fuera.... pero el guatón tenia fuero de simpatía con la profesora chupamedias como nadie. Era tal el abuso que una vez después de derribar a un compañero, vio a la profesora y este le tiende la mano a su victima, la profe solo vio al guatón ayudando al caído, sin imaginar que él mismo lo había puesto a tierra...
Un día la profesora con mucha pena indica que nuestro compañero fue retirado para trabajar cuando aun no terminaba la básica , por que ya había repetido mucho y sus anotaciones injustas por los otros profesores hacían imposible que continuara sus estudios de día, por lo cual lo habían expulsado del colegio, con pena en los ojos nos contó eso,,,, en lo que entre mis pensamientos me cague de la risa, y murmure "ahí tenis ctm, guatón qlo"... mire a mi alrededor y otros sonreían también… eran otros sedientos de justicia satisfechos.

Yo cacho que algo asì te paso cuando viste a tu “amigo” el orejon en la tele jajajaj,,, bueno buen relato….


Manuel

Live For Words dijo...

ajajaja esto de ver gente que sigue con su esencia a flor de piel a lo largo de la vida... brígido igual decir "me salvé", en estos casos es mejor pensar: "menos mal que no fui su amigo".
Hablando de gente que sale en la tele, el otro día conocí a la amiga de una amiga que había salido en cirugía de cuerpo y alma y le habían sacado pechugas D:

jajasdj
saludos :D