3 de mayo de 2009

Nunca más

Desde la muerte de su hijo mayor, a causa de una bala perdida, la Señora Teresa vive encerrada en su casa para ocultar a su familia de los delincuentes. Ha pasado tanto tiempo que ni siquiera sabe qué día es, pero está segura que algo importante ha sucedido, pues lo que parece un tiroteo no la deja dormir. De pronto la mujer recuerda que olvidó asegurar la puerta principal y nota que el más pequeño ha desaparecido. Corre angustiada hacia la calle y encuentra a Martín sentado en la cuneta, quien sonriendo le agradece por dejarle ver los fuegos artificiales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La señora Teresa debiera de vender su casita e irse a un lugar donde pueda ser feliz.

Katherine,
(Aunque creo que ya me habías pillado, soy la anónima)

lopillas dijo...

Me encanta como escribes, tienes un tirón de sencillez que engancha. Me pasaré por aquí a menudo si veo la puerta abierta.
Saludote

franco ferreira dijo...

sí... sencillez de la que sobrecoge cuando en pocas líneas puedes dar vida a una historia así de intensa.
Me cuelgo, por tanto, de las palabras de lopillas y me sumo a la propuesta del primer anónimo, que le recomienda a la señora Teresa un cambio de casa. Tampoco sería malo, no?
Un abrazo y nos estamos leyendo ;)