8 de diciembre de 2008

El asesino silencioso

Mientras estudiaba en el liceo escuché a muchas personas, incluyendo al director general, decir que triunfar como profesional era casi un trámite, ya que las empresas nos esperaban ansiosas e incontinentes por ofrecernos el cargo de gerente general o algo parecido. Siempre consideré que lo anterior era absurdo, ya que estaba convencido que el mundo laboral sería más hostil de lo podía presumir, pero lo que nunca imaginé fue el nivel de incompetencia y mediocridad de una gran parte de quienes pertenecen a él.

A pesar que tuve amigos flojos durante mi período escolar, incluso uno que para no levantarse de la cama orinaba en un bidón, con mi primer empleo formal conocí un nuevo nivel de este concepto, llegando a ser para mí la palabra flojo uno de los peores calificativos que alguien puede recibir, no porque no aporta, sino porque es un destructor del que lo único que se puede esperar es la ignominia.

Pero atención, pues un flojo no es aquel que está todo el día tirado en su cama, al contrario, puede ser el personaje más escandaloso, vociferante y alegórico del mundo, pero a pesar de toda esa parafernalia no está haciendo lo que debe hacer, ya que le da flojera.

También están los mediocres, aquellos que aunque se fijan un propósito en la vida nunca lo cumplen, ya que no entienden que para alcanzar sus metas se requiere un esfuerzo constante. Igual que los flojos evitan cumplir con sus deberes y, cuando se ven obligados a hacerlo, se quejan diciendo "¡estoy cansado!", "¡que ahora trabajen los demás!", "¡esto es un abuso!".

El mediocre no sólo se caracteriza por no aspirar a destacarse en su medio, pues también se esfuerza para demostrar que el resto es peor que él.

Lo más preocupante de la existencia de individuos con las características recién descritas, está en que siempre hay personas que equilibran la ecuación, esos que se quedan haciendo lo que otros por flojera o mediocridad no quisieron hacer, lo que me lleva a recordar a un hombre que permaneció por cinco días muerto en su puesto de trabajo sin que sus compañeros (veinte y tres) notaran su estado. Cuando entrevistaron al jefe, curiosamente, declaró que "George normalmente hacía el trabajo que los demás dejaban pendiente, entonces siempre era el primero en llegar cada mañana y el último en salir por la noche, así que nadie consideró inusual que estuviera en la misma posición y que no dijera nada todo ese tiempo", prácticamente justificando la inhumanidad de sus colegas.

Piense por algunos minutos en su desempeño laboral y pregúntese si ¿pasa más de la mitad del tiempo en su trabajo navegando en Internet?, ¿juega a la Guerra de Pandillas en Facebook y ya superó el nivel 30?, ¿siempre está al tanto de todas las ofertas de sitios como MercadoLibre o DeRemate?, ¿es experto en combinaciones de teclas como [ALT]+[TAB]?, ¿está enfermo de gastritis por fumar y/o tomar mucho café?. Si respondió afirmativamente a alguna de las preguntas anteriores, piense dos veces como llegó a esa condición y en seguida golpee su rostro con algún objeto contundente, pues podría estar matando a su mejor compañero, ese que en silencio le hace su trabajo.

Dedicado a Nelson Cisternas, a quien cada día lo veo más tieso en su puesto de trabajo.

1 comentario:

Nelson dijo...

Estimado Jefe del Latigo;

O Mejor dicho, de la falta de latigo, le encuentro razon, en mi caso, llegue a un punto en que me muevo casi nada de mi puesto, no he leido los diarios en dias, y siempre con una constante sensacion de deja-vu (como si siempre pasara lo mismo, si nunca saliera de este sucucho con forma ovalada y ahora con sillas nuevas). Analizandolo con un amigo con el que trabaje antes, y que ahora llego como residente, siempre he sido asi, caracter kamikaze, actitud suicida, antepasados arabes, o mas porfiado que Vasco de la ETA, Los astros sepan porque, nunca he entendido porque las cosas no pueden funcionar bien, y si aparentan funcionar bien, porque no funcionan mejor, me patea la mediocridad, engañar a los demas, decir que se hacen cosas, y no hacerlas, no confiar en la palabra... siempre he querido igualdad, justicia, y bla bla bla, quizas ver demasiado la liga de la justicia y el festival de los robots me dejo mal, quien sabe. Ultimamente la inamovilidad de mi puesto, e incluso, quizas mi apatia reciente, se deba al stress laboral (incrementado notoriamente despues de casi 4 meses laburando de tarde), a mi tema con la tesis, y a determinada persona que me movio un poco bastante el piso, jajaja. Creo que tomare su consejo, Hare desaparecer a las personas que trabajan poco o sacan la vuelta, tomare mas cafe, no me gusta guerra de pandillas asi que buscare un juego de mi agrado, revisare mas seguido ebay, y me aprendere esa combinacion de teclas, ya que no la conocia, en resumen, me decidi a volver a tener algo de vida, desenpolvare mi reloj despertador, leere mas aun, vere todas las series y peliculas que tengo que ver (mi coleccion personal de peliculas que ver antes de morir, jajaja), relajarme, espero que los que son mucho mas callados que yo y dicen "no importa, da lo mismo, les hare el trabajo a todos", en resumen, preocuparme mas por mi, y a ud. hacer un llamado a la igualdad, suena casi cursi.... como le dije en la tarde a las escolares que vinieron, preocuparse por el tipo que esta al lado, en fin, ya hable mucho, seria todo por hoy, fin de transmisiones.